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Los guepardos son excelentes cazadores. Primero se acercan cautelosamente a su presa hasta quedarse a unos pocos metros. Y en el momento oportuno empiezan a correr muy veloces. Si durante la huida, la presa cambia repentinamente de dirección, los guepardos giran el cuerpo en pleno salto. Su columna vertebral flexible lo hace posible. En cambio, si tras unos cuantos cientos de metros no han tenido éxito, tienen que rendirse. La gran velocidad es tan agotadora, que sólo la pueden mantener en cortas distancias.